Una vez más, en Helen Doron English estamos de aniversario. Cada vez somos más centros los que cumplimos diez años de vida, dando vida a un proyecto educativo que, con el tiempo, se convierte en un proyecto vital para quienes estamos detrás de él. Hoy traemos a Natalia, franquiciada de Roquetas de Mar, una localidad costera de la provincia de Almería.

¿Cómo fue tu primer encuentro con Helen Doron English?
En Polonia, el país donde nací, Helen Doron English estaba presente mucho antes. Recuerdo que había un centro en mi ciudad, Pila, y también en la ciudad donde fui a la universidad, un Learning Center en la misma calle donde vivía. Me encantaba ver a los niños de 2-3 años llevando sus mochilas verdes de Helen Doron, casi más grandes que ellos. Hoy día, llevo una estrecha relación y a menudo colaboramos con la dueña del centro Helen Doron en Pila, Polonia. Intercambiamos ideas, hacemos conexiones entre nuestros alumnos, pen-pals, videconferencias, etc.

¿Y la decisión de abrir tu propio centro?
Pues viviendo ya en España, muy rápido me di cuenta de que aquí «algo falla» en el aprendizaje del inglés, así como de cualquier idioma. Y está claro que para conseguir una buena pronunciación, saber comunicarse perfectamente, poder entender a un nativo hablar, lo mejor es empezar cuanto antes. Y cuanto antes es incluso de bebé, porque es cuando nuestro cerebro es como esponja, está preparado para adquirir cualquier idioma. Hace 10 años todavía se creía que empezar a aprender el idioma se debe como pronto con la edad de 4 años.

¿Cómo fueron tus comienzos, y cómo van las cosas en la actualidad?
Dicho esto, hoy día, sólo en nuestra academia tenemos más de 70 alumnos menores de 4 años. Y un total de casi 400 alumnos. Cuando abrí esto fue un boom increíble. Mucha gente que apuntó a los niños el primer año al inglés entendía perfectamente la importancia de empezar cuanto antes y también querían un método diferente al tradicional. De hecho, seguimos teniendo alumnos que empezaron el primer año y están aquí con nosotros ya adolescentes, ¡y a menudo más altos que sus teachers! Son nuestro gran orgullo.

¿Y con lo que más disfrutas, en tu día a dia?
Desde luego lo mejor es el contacto con los niños, verlos felices y verlos avanzar. Siempre intento estar también en buena relación con las familias, que es la base de todo esto.

Para terminar, ¿podrías contarnos alguna anécdota especial de todos estos años?
Los mejores momentos son cuando ves a los alumnos disfrutar, y cuando te dicen los padres que están toda la semana deseando que llegue su clase de inglés. Otros momentos de emoción son cuando la primera palabra de un alumno de un año es «kangaroo» o «bubbles»… ¡en inglés! Durante estos 10 años ha habido muchísimos buenos momentos, y vamos a por muchos más 🙂