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Estimulando el cerebro de tus hijos

Estimulando el cerebro

Mientras lees estas líneas, tu cerebro está creando millones de conexiones neuronales. Justo ahora, tus conexiones nerviosas se están ampliando, desarrollándose a un ritmo frenético, y lo mismo sucede con tus hijos, aunque a una velocidad mucho mayor. En contra de lo que se creía hace solo unos decenios, el cerebro es un órgano en continua evolución, que va cambiando y moldeándose en función de las circunstancias del mundo exterior, y definiendo de esta forma el futuro de cada uno de nosotros.

La pregunta que surge a continuación es la siguiente: ¿qué se puede hacer para estimular el mejor desarrollo cerebral de los más pequeños?

Un niño activo y feliz, la mejor gimnasia cerebral

Los recientes descubrimientos neurocientíficos afirman que lo mejor que podemos hacer apoyar este desarrollo cerebral es, precisamente, mantener una vida activa y emocionante. Un niño activo, que se mueva con libertad, que pruebe cosas diferentes, es sinónimo de un cerebro en evolución, con plena capacidad de cambio y adaptación a lo que le rodea. Tocar, oler, degustar, probar, sentir, disfrutar. Estas palabras son sinónimos de adaptación y de aprendizaje, y por tanto de desarrollo neuronal.

Un niño que aprende nuevas habilidades es un cerebro que se mantiene joven y elástico. Como afirma nuestra lingüista y pedagoga Helen Doron, si tu hijo se mueve, si aprende nuevas cosas, si hace cosas, el proceso de conexión entre neuronas será más rico y productivo. «An active child is a learning child». Esa frase puede resumir la mejor postura que podemos tomar a este respecto.

Estimulando el cerebro en la clase de inglés

Solemos decir que en nuestras clases enseñamos mucho más que inglés. De hecho, una parte esencial de nuestras lecciones consiste en hacer ejercicio, sea cual sea la edad o el nivel de nuestros alumnos. Ejercitar los músculos es una actividad fundamental para el desarrollo de los más pequeños. Sin embargo, el desarrollo no se puede quedar en la estimulación muscular. De hecho, el lenguaje es una de las habilidades más complejas, y por tanto de las más estimulantes para el cerebro y el sistema nervioso.

Aprender un idioma (ya sea la lengua materna o una segunda o tercera lenguas) supone activar una enorme variedad de sistemas neuronales y fisiológicos. Requiere de habilidades motoras (para mover los músculos que producen los sonidos), auditivas y visuales, memorísticas… un vasto conjunto de destrezas que deben coordinarse en un objetivo único: el de producir la complejidad de significados de la comunicación humana. Por ello, activar adecuadamente esas habilidades no solo ayuda a aprender de forma apropiada la lengua, sino que tiene unos enormes beneficios cerebrales.

Estimular a través de la emoción

Como afirma Francisco Mora, uno de los referentes mundiales en neuroeducación, «el cerebro solo aprende si hay emoción». Lo que aprendemos con emoción dura mucho más, se fija cerebralmente de forma casi indeleble. Los niños (y también los adultos) necesitan sentirse partícipes de lo que están aprendiendo, dejar de ser sujetos pasivos para ser parte activa del aprendizaje. Jugar, reír, bailar y cantar, hacer manualidades que les encanten… en una palabra, disfrutar. Aprender disfrutando no es solo la mejor forma de motivar, sino que es la única manera de aprender cualquier cosa para siempre.

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Estimulando el cerebro de tus hijos

Estimulando el cerebro

Mientras lees estas líneas, tu cerebro está creando millones de conexiones neuronales. Justo ahora, tus conexiones nerviosas se están ampliando, desarrollándose a un ritmo frenético, y lo mismo sucede con tus hijos, aunque a una velocidad mucho mayor. En contra de lo que se creía hace solo unos decenios, el cerebro es un órgano en continua evolución, que va cambiando y moldeándose en función de las circunstancias del mundo exterior, y definiendo de esta forma el futuro de cada uno de nosotros.

La pregunta que surge a continuación es la siguiente: ¿qué se puede hacer para estimular el mejor desarrollo cerebral de los más pequeños?

Un niño activo y feliz, la mejor gimnasia cerebral

Los recientes descubrimientos neurocientíficos afirman que lo mejor que podemos hacer apoyar este desarrollo cerebral es, precisamente, mantener una vida activa y emocionante. Un niño activo, que se mueva con libertad, que pruebe cosas diferentes, es sinónimo de un cerebro en evolución, con plena capacidad de cambio y adaptación a lo que le rodea. Tocar, oler, degustar, probar, sentir, disfrutar. Estas palabras son sinónimos de adaptación y de aprendizaje, y por tanto de desarrollo neuronal.

Un niño que aprende nuevas habilidades es un cerebro que se mantiene joven y elástico. Como afirma nuestra lingüista y pedagoga Helen Doron, si tu hijo se mueve, si aprende nuevas cosas, si hace cosas, el proceso de conexión entre neuronas será más rico y productivo. «An active child is a learning child». Esa frase puede resumir la mejor postura que podemos tomar a este respecto.

Estimulando el cerebro en la clase de inglés

Solemos decir que en nuestras clases enseñamos mucho más que inglés. De hecho, una parte esencial de nuestras lecciones consiste en hacer ejercicio, sea cual sea la edad o el nivel de nuestros alumnos. Ejercitar los músculos es una actividad fundamental para el desarrollo de los más pequeños. Sin embargo, el desarrollo no se puede quedar en la estimulación muscular. De hecho, el lenguaje es una de las habilidades más complejas, y por tanto de las más estimulantes para el cerebro y el sistema nervioso.

Aprender un idioma (ya sea la lengua materna o una segunda o tercera lenguas) supone activar una enorme variedad de sistemas neuronales y fisiológicos. Requiere de habilidades motoras (para mover los músculos que producen los sonidos), auditivas y visuales, memorísticas… un vasto conjunto de destrezas que deben coordinarse en un objetivo único: el de producir la complejidad de significados de la comunicación humana. Por ello, activar adecuadamente esas habilidades no solo ayuda a aprender de forma apropiada la lengua, sino que tiene unos enormes beneficios cerebrales.

Estimular a través de la emoción

Como afirma Francisco Mora, uno de los referentes mundiales en neuroeducación, «el cerebro solo aprende si hay emoción». Lo que aprendemos con emoción dura mucho más, se fija cerebralmente de forma casi indeleble. Los niños (y también los adultos) necesitan sentirse partícipes de lo que están aprendiendo, dejar de ser sujetos pasivos para ser parte activa del aprendizaje. Jugar, reír, bailar y cantar, hacer manualidades que les encanten… en una palabra, disfrutar. Aprender disfrutando no es solo la mejor forma de motivar, sino que es la única manera de aprender cualquier cosa para siempre.