Como hemos venido contando en este blog, durante todo el mes de noviembre Helen Doron se ha sumado a la Gran Recogida de Alimentos, una iniciativa solidaria que pretende hacer acopio de productos que ayuden a cubrir las necesidades básicas de las personas más necesitadas, especialmente de los más pequeños. Helen Doron pretende ser algo más que una escuela de inglés. Como muchos padres y madres ya saben, y así lo explicamos en este espacio virtual, nuestra actividad no se centra únicamente en la enseñanza de un idioma, sino que desarrollamos un concepto de educación total que implica la adquisición de conocimientos y habilidades que ayuden a los más pequeños a ser mejores personas. Qué duda cabe que la solidaridad es un valor esencial en cualquier sociedad, más en la coyuntura actual, y en este tiempo cercano a la navidad llega a ser indispensable. Así, durante estas últimas semanas los niños (y sus padres) han visto cómo las cajas vacías que habíamos colocado a la entrada de nuestros centros se han ido llenando de paquetes de arroz, legumbres, pastas o leche, y también de otro tipo de productos que suelen parecer menos necesarios, pero que son igualmente imprescindibles, en este caso para los más pequeños, dando un ejemplo que todos debemos aprender lo antes posible. Pero la Gran Recogida de Alimentos no solo ha servido como muestra de solidaridad de los alumnos de Helen Doron. ‘Actividades paralelas’ (como se dice en los festivales culturales) han ayudado a concienciar a los pequeños, como el caso de nuestro centro de Huelva, en el que los niños podían traer un monstruo hecho por ellos, con materiales reciclados, junto con un kilo de comida, y los más originales, escalofriantes, simpáticos o tiernos se publicarían en su página de facebook. Esas cajas ya han sido vaciadas, o lo serán en los próximos días, en los bancos de alimentos de cada ciudad y cada pueblo, y su contenido ayudará a cientos de familias a pasar mejor las fechas que se avecinan. Somos conscientes que esta no la solución a sus problemas, pero sí una ayuda para que puedan pasar unas navidades más alegres. Y, por encima de todo, son el mejor ejemplo para que los niños aprendan que ser solidarios no es una idea abstracta, sino un gesto tan cotidiano como jugar, hablar y expresarse.