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Los miedos en la infancia y cómo ayudar a superarlos 

¿Miedo a quedarse solo, a la oscuridad, a los insectos, a ir al médico? Los miedos en la infancia son comunes. Algunos son evolutivos y van cambiando según la edad. En este post intentaremos definir los más habituales y proporcionar algunas pautas para que las familias ayuden a que sus hijos los puedan superar. También indicaremos cuándo sería conveniente que se buscara ayuda profesional y algunos cuentos muy recomendables para que los niños superen sus temores. 

Miedos evolutivos: desde los 2 a los 12 años 

Cada edad conlleva también sus miedos. Hay unos miedos que se repiten en muchos niños dependiendo de su evolución. Los más comunes serían: 

A partir de los 2 años, los niños empiezan a descubrir que hay animales que les pueden hacer daño. Por ello les asusta la oscuridad o dormirse solos. También temen a lo desconocido y a hacerse alguna herida. Es la etapa de no querer separarse de sus padres, porque con ellos se sienten seguros y protegidos. 

A los 3-4 años, los miedos se pueden agudizar, porque entra en juego su imaginación. Empiezan a conocer historias de fantasmas y monstruos, y por ello se asustan más fácilmente con los ruidos fuertes o las tormentas. Un consejo: cuidar mucho los cuentos que les leemos, las películas y los vídeos que ven, para asegurarnos de que siempre son adecuados a su edad. 

Entre los 5 y los 9 años continua el miedo a la separación de los papás, al daño físico, los animales o la oscuridad. Pero además se suma el miedo a los “malos”, ya sean reales (ladrones, secuestradores) o imaginarios (personajes de ficción, seres sobrenaturales). A esta edad también pueden asustarse ante los médicos, y se preocupan por la enfermedad y la muerte. En este sentido, es importante que seamos sinceros con ellos si tenemos en nuestra familia alguna persona que está enferma o que ha fallecido. Normalizar la muerte como algo natural puede contribuir a superar el miedo a la misma. 

A los 7-8 años pueden comenzar las “vergüenzas”, porque aparece el miedo al ridículo. Lo vemos a diario en las clases: a esta edad hay muchos niños que ya no quieren cantar o bailar, les asusta hacer el ridículo, aunque no lo reconozcan. A esta edad los miedos se intentan mantener en secreto. Bailar con ellos y también respetar su deseo de no bailar, por ejemplo, puede ayudarles a superarlo. 

Entre los 9 y los 12 años suele disminuir el miedo a la oscuridad o a los seres imaginarios. Los nenes son más mayores y conscientes y sus miedos empiezan a ser más reales. Ahora les asustan los exámenes, los suspensos y también aparecen los miedos a la soledad, a no ser aceptados socialmente. Por otra parte, se vuelven más sensibles a la enfermedad, el dolor o la muerte

En principio, los miedos evolutivos no deben preocuparnos demasiado. Pero si vemos que son demasiado intensos o persistentes, si están afectando negativamente a su desarrollo, su rutina cotidiana, escuela o familia, y todo ello a pesar de nuestros esfuerzos por manejar la situación, sería recomendable consultar a un profesional de la psicología infantil

Consejos para ayudar a superar los miedos infantiles 

A veces nos cuesta ponernos en el lugar de los niños. La edad nos ha hecho olvidarnos de la verdadera angustia que sentíamos si el papá o la mamá se retrasaban, si oíamos un sonido extraño o si nos quedábamos a oscuras. Por ello, la primera reacción al miedo de un niño suele ser quitarle importancia. Está bien decirlo, pero también nos debemos dar cuenta de si el niño nos está hablando en serio, de que realmente está asustado. Por ello, en primer lugar, convendría que nos pusiéramos en su lugar, que recordáramos, aunque sólo fuera por un momento, en lo difícil que también puede ser a veces ser un niño pequeño. ¡Está todo por descubrir! Y ello es igualmente una aventura y un riesgo, porque todos tememos lo que no conocemos. Por ello, no escatimaremos en explicaciones. Si las cosas y las situaciones se conocen y se comprenden, será más difícil que provoquen miedo. 

Debemos tener en cuenta que los miedos no siempre se van a verbalizar. Normalmente los niños los mostrarán evitando lo que les asusta, buscando a los padres, llorando, gritando o cambiando su comportamiento. Que se vuelvan a hacer pis en la cama, que se chupen el dedo o reclamen el chupete cuando ya lo habían abandonado, o que vuelvan a la cama de sus padres cuando ya dormían solos, pueden advertirnos de la presencia de algún miedo. 

Nuestros consejos para ayudar a los niños a superar sus miedos serían: 

1. Escucharles con atención. No siempre los niños nos querrán explicar sus miedos. Por ello, si alguna vez lo hacen, les prestaremos atención. Dejarles que hablen con una escucha activa por nuestra parte ya puede ser una ayuda para que superen lo que les asusta. 

2. Que se sientan queridos, seguros y comprendidos. Decirles frases como: “te entiendo”, “no tienes que ser valiente”, “cuenta conmigo”, “no te preocupes” o “soñar con esos monstruos debe ser horrible”, siempre es una buena idea. Si los niños sienten que sus padres no les creen o niegan sus miedos, no les va a ayudar a superarlos. 

3. Reaccionar de forma tranquila, sin enfadarse ni regañarles. No exagerar la situación, intentar mantener la calma. Si nos ven alterados podrían pensar que les pasa algo grave y reforzar sus temores. Explicaremos la situación de forma sencilla. Incluso, si consideramos que el motivo de su miedo lo requiere, les hablaremos de la conveniencia de ir al médico, por ejemplo, pero siempre desde un punto de vista positivo, para solucionar el problema. 

4. Les enseñaremos a comprender la ansiedad, además de algunos trucos para superarla: respirar hondo, escuchar música relajante, pintar o escribir lo que les ocurre, o hacer cualquier actividad que les guste y les ayude a estar tranquilos. Si se van a dormir les podemos dar alguna cosa que les ayude a sentirse seguros, ya sea un peluche, una mantita especial, dejarles la luz encendida o contarles un cuento. Podemos elegir un cuento que hable de los miedos en la infancia o de la gestión de las emociones, en la actualidad podemos encontrar obras muy válidas de este estilo para niños pequeños. 

Permitir que duerman con los padres debería ser algo muy excepcional: cuando estén enfermitos, porque posiblemente les tengamos que atender varias veces durante la noche, o como motivo de fiesta, pero nunca para solucionar un problema puntual o como rutina. 

5. Buscar soluciones de forma conjunta para que el niño supere de forma gradual sus temores. Les animaremos a pasar al siguiente nivel, siempre elogiando sus logros. Seremos pacientes y potenciaremos su autonomía y autoestima, educando las emociones conjuntamente con la escuela. 

6. Les daremos ejemplo, recordemos que somos el modelo a seguir para nuestros hijos. Por ello, intentaremos no enfadarnos o preocuparnos en exceso. Buscaremos soluciones a nuestros problemas de forma calmada. Y, sobre todo, trataremos de no transmitirles nuestros temores personales. Intentaremos que el resto de las personas con las que nuestros hijos se relacionen hagan lo mismo. O, como mínimo, que no se burlen o les ridiculicen por sus miedos. 

7. No perder el sentido del humor. Un chiste o reírse de uno mismo puede ser a veces la mejor terapia. Buscar la parte divertida de las situaciones, cantar una canción que nos guste, o decirle que si el monstruo viene a verle que le pregunte qué chuches le gustan más y dárselas, seguro que le provocará una sonrisa. 

Cuándo acudir a un especialista 

Debemos tener en cuenta que no todos los miedos son iguales: por ejemplo, que a nuestro hijo le den miedo las películas de terror podría ser normal. En cambio, si el miedo es a visitar al médico o a la oscuridad, debemos intentar solucionarlo. No puede tener miedo a situaciones cotidianas que no podrá evitar. 

Cuando los miedos se convierten en obsesiones, cuando comiencen a incapacitarlo para hacer una vida normal, debemos pensar en visitar un especialista. Nuestro pediatra nos puede indicar los pasos a seguir o derivarnos al especialista adecuado. El miedo del niño no debe impedir que vaya de excursión al parque, o que no quiera hablar con otros niños. Los ataques de pánico, la ansiedad severa, el abandono de actividades, el retraimiento o el comportamiento disruptivo del menor, ya sea en la escuela o en casa, serán los motivos de la consulta a un profesional. 

Cuentos para que los niños superen sus miedos-infantiles 

En la actualidad podemos encontrar cuentos extraordinarios que ayudarán a nuestros hijos a comprender situaciones cotidianas (como la llegada de un bebé, la separación de los padres, el cambio de colegio o residencia, etc.), a conocer su cuerpo, a educar sus emociones o a superar sus miedos. Os animamos a consultar el mercado editorial, os sorprenderá la cantidad de obras fantásticas específicamente diseñadas para ayudarnos en nuestra tarea educativa. 

Algunos títulos para superar los temores infantiles son: 

  • “Cuando tengo miedo”, de Trace Moroney (+2-3 años). En este caso es un osito el que nos explica lo que nos ocurre cuando tenemos miedo: temblamos, nos late fuerte el corazón, queremos salir corriendo… Nos transmite que todos podemos tener miedo en un momento determinado, y que es normal. 
  • “Félix, el coleccionista de miedos”, de Fina Casalderrey (+4 años). Fantástico libro para superar todo tipo de miedos con humor. A Félix, un niño muy miedoso, su abuela le dice que podría coleccionar sus miedos y ser el campeón del mundo. Decide seguir su consejo y guardarlos en un baúl de madera. Durante el proceso, irá perdiéndolos, tanto sus temores como los de sus amigos. 

  • «El libro valiente», de Moni Port (+5 años), ideal para conocer y superar todos nuestros miedos. Explica su origen, cómo convivir con ellos y lo que significa ser valiente.

  • «Los atrapamiedos», de Susanna Isern y Anna Aparicio (+6 años). Con ilustraciones detalladas y preciosas, este libro nos cuenta la historia de multitud de personajes con miedos diferentes. Resulta que los miedos se han escapado del laboratorio del Doctor Susto, y dos niños y su perro se encargarán de devolverlos para que dejen de atemorizar a todo el mundo. 
  • “Todo lo que sé del miedo”, de Jaume Copons (+3-4 años). Ideal para superar el miedo a la oscuridad. Como también “Encender la noche”, de Ray Bradbury (+4 años) y “Dolor sin miedo”, de Laura Pazos y Marta Moreno (+5 años). 
  • “Yo mataré a los monstruos por ti”, de Santi Balmes (+5 años). Explica de un modo delicioso como vencer el miedo a los monstruos. Describe una realidad paralela, donde existe un mundo habitado por monstruos ¡que temen a los humanos! Al final, todo se debe al desconocimiento. Cuando conocemos las cosas y las comprendemos, dejamos de tener miedo. 
  • “El perro negro”, de Levi Pinfold (+4 años), recomendado para superar el miedo a los animales. En este cuento, un perro negro aparece delante de casa. Va creciendo y creciendo y toda la familia que vive en la casa está asustada. Pero un día, la pequeña de la casa decide enfrentarse a él. Empiezan a hablar y a jugar ¡y el perro se hace pequeño! Al final, acaban adoptándolo como su mascota. 
  • “Una tormenta de miedo”, de Meritxell Martí (+3 años). Perfecto para superar el miedo a los fenómenos naturales
  • “Los tres bandidos”, de Tomi Ungerer (+3 años), que trata el temor a los extraños
  • “Concierto de piano”, de Akiko Miyakoshi (+3 años), recomendado para superar el miedo al ridículo. Un libro lleno de emociones fantásticamente ilustrado. 
  • “Jack y la muerte”, de Tim Bowley (+6-7 años). Trata el temor a la muerte, y está basado en el cuento tradicional británico “El señor Muerte en una avellana”. Nos cuenta la historia de Jack, un niño triste porque su madre está enferma. Jack se enfrentará a la Muerte y la encerrará, salvando así a su madre. Pero también provocará que nada ni nadie pueda morir, ni los animales ni los vegetales. ¿Cómo nos alimentaremos? Se crea un gran caos que nos enseñará que la muerte es algo natural y necesario como parte de la vida. 

Esperemos que este artículo os sirva de ayuda si tenéis hijos con algún miedo. Y no olvidéis que los miedos, en su justa medida, también son necesarios, nos ayudan a ser precavidos y a evitar riesgos innecesarios. 

¡Feliz semana, familias! 

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Los miedos en la infancia y cómo ayudar a superarlos 

¿Miedo a quedarse solo, a la oscuridad, a los insectos, a ir al médico? Los miedos en la infancia son comunes. Algunos son evolutivos y van cambiando según la edad. En este post intentaremos definir los más habituales y proporcionar algunas pautas para que las familias ayuden a que sus hijos los puedan superar. También indicaremos cuándo sería conveniente que se buscara ayuda profesional y algunos cuentos muy recomendables para que los niños superen sus temores. 

Miedos evolutivos: desde los 2 a los 12 años 

Cada edad conlleva también sus miedos. Hay unos miedos que se repiten en muchos niños dependiendo de su evolución. Los más comunes serían: 

A partir de los 2 años, los niños empiezan a descubrir que hay animales que les pueden hacer daño. Por ello les asusta la oscuridad o dormirse solos. También temen a lo desconocido y a hacerse alguna herida. Es la etapa de no querer separarse de sus padres, porque con ellos se sienten seguros y protegidos. 

A los 3-4 años, los miedos se pueden agudizar, porque entra en juego su imaginación. Empiezan a conocer historias de fantasmas y monstruos, y por ello se asustan más fácilmente con los ruidos fuertes o las tormentas. Un consejo: cuidar mucho los cuentos que les leemos, las películas y los vídeos que ven, para asegurarnos de que siempre son adecuados a su edad. 

Entre los 5 y los 9 años continua el miedo a la separación de los papás, al daño físico, los animales o la oscuridad. Pero además se suma el miedo a los “malos”, ya sean reales (ladrones, secuestradores) o imaginarios (personajes de ficción, seres sobrenaturales). A esta edad también pueden asustarse ante los médicos, y se preocupan por la enfermedad y la muerte. En este sentido, es importante que seamos sinceros con ellos si tenemos en nuestra familia alguna persona que está enferma o que ha fallecido. Normalizar la muerte como algo natural puede contribuir a superar el miedo a la misma. 

A los 7-8 años pueden comenzar las “vergüenzas”, porque aparece el miedo al ridículo. Lo vemos a diario en las clases: a esta edad hay muchos niños que ya no quieren cantar o bailar, les asusta hacer el ridículo, aunque no lo reconozcan. A esta edad los miedos se intentan mantener en secreto. Bailar con ellos y también respetar su deseo de no bailar, por ejemplo, puede ayudarles a superarlo. 

Entre los 9 y los 12 años suele disminuir el miedo a la oscuridad o a los seres imaginarios. Los nenes son más mayores y conscientes y sus miedos empiezan a ser más reales. Ahora les asustan los exámenes, los suspensos y también aparecen los miedos a la soledad, a no ser aceptados socialmente. Por otra parte, se vuelven más sensibles a la enfermedad, el dolor o la muerte

En principio, los miedos evolutivos no deben preocuparnos demasiado. Pero si vemos que son demasiado intensos o persistentes, si están afectando negativamente a su desarrollo, su rutina cotidiana, escuela o familia, y todo ello a pesar de nuestros esfuerzos por manejar la situación, sería recomendable consultar a un profesional de la psicología infantil

Consejos para ayudar a superar los miedos infantiles 

A veces nos cuesta ponernos en el lugar de los niños. La edad nos ha hecho olvidarnos de la verdadera angustia que sentíamos si el papá o la mamá se retrasaban, si oíamos un sonido extraño o si nos quedábamos a oscuras. Por ello, la primera reacción al miedo de un niño suele ser quitarle importancia. Está bien decirlo, pero también nos debemos dar cuenta de si el niño nos está hablando en serio, de que realmente está asustado. Por ello, en primer lugar, convendría que nos pusiéramos en su lugar, que recordáramos, aunque sólo fuera por un momento, en lo difícil que también puede ser a veces ser un niño pequeño. ¡Está todo por descubrir! Y ello es igualmente una aventura y un riesgo, porque todos tememos lo que no conocemos. Por ello, no escatimaremos en explicaciones. Si las cosas y las situaciones se conocen y se comprenden, será más difícil que provoquen miedo. 

Debemos tener en cuenta que los miedos no siempre se van a verbalizar. Normalmente los niños los mostrarán evitando lo que les asusta, buscando a los padres, llorando, gritando o cambiando su comportamiento. Que se vuelvan a hacer pis en la cama, que se chupen el dedo o reclamen el chupete cuando ya lo habían abandonado, o que vuelvan a la cama de sus padres cuando ya dormían solos, pueden advertirnos de la presencia de algún miedo. 

Nuestros consejos para ayudar a los niños a superar sus miedos serían: 

1. Escucharles con atención. No siempre los niños nos querrán explicar sus miedos. Por ello, si alguna vez lo hacen, les prestaremos atención. Dejarles que hablen con una escucha activa por nuestra parte ya puede ser una ayuda para que superen lo que les asusta. 

2. Que se sientan queridos, seguros y comprendidos. Decirles frases como: “te entiendo”, “no tienes que ser valiente”, “cuenta conmigo”, “no te preocupes” o “soñar con esos monstruos debe ser horrible”, siempre es una buena idea. Si los niños sienten que sus padres no les creen o niegan sus miedos, no les va a ayudar a superarlos. 

3. Reaccionar de forma tranquila, sin enfadarse ni regañarles. No exagerar la situación, intentar mantener la calma. Si nos ven alterados podrían pensar que les pasa algo grave y reforzar sus temores. Explicaremos la situación de forma sencilla. Incluso, si consideramos que el motivo de su miedo lo requiere, les hablaremos de la conveniencia de ir al médico, por ejemplo, pero siempre desde un punto de vista positivo, para solucionar el problema. 

4. Les enseñaremos a comprender la ansiedad, además de algunos trucos para superarla: respirar hondo, escuchar música relajante, pintar o escribir lo que les ocurre, o hacer cualquier actividad que les guste y les ayude a estar tranquilos. Si se van a dormir les podemos dar alguna cosa que les ayude a sentirse seguros, ya sea un peluche, una mantita especial, dejarles la luz encendida o contarles un cuento. Podemos elegir un cuento que hable de los miedos en la infancia o de la gestión de las emociones, en la actualidad podemos encontrar obras muy válidas de este estilo para niños pequeños. 

Permitir que duerman con los padres debería ser algo muy excepcional: cuando estén enfermitos, porque posiblemente les tengamos que atender varias veces durante la noche, o como motivo de fiesta, pero nunca para solucionar un problema puntual o como rutina. 

5. Buscar soluciones de forma conjunta para que el niño supere de forma gradual sus temores. Les animaremos a pasar al siguiente nivel, siempre elogiando sus logros. Seremos pacientes y potenciaremos su autonomía y autoestima, educando las emociones conjuntamente con la escuela. 

6. Les daremos ejemplo, recordemos que somos el modelo a seguir para nuestros hijos. Por ello, intentaremos no enfadarnos o preocuparnos en exceso. Buscaremos soluciones a nuestros problemas de forma calmada. Y, sobre todo, trataremos de no transmitirles nuestros temores personales. Intentaremos que el resto de las personas con las que nuestros hijos se relacionen hagan lo mismo. O, como mínimo, que no se burlen o les ridiculicen por sus miedos. 

7. No perder el sentido del humor. Un chiste o reírse de uno mismo puede ser a veces la mejor terapia. Buscar la parte divertida de las situaciones, cantar una canción que nos guste, o decirle que si el monstruo viene a verle que le pregunte qué chuches le gustan más y dárselas, seguro que le provocará una sonrisa. 

Cuándo acudir a un especialista 

Debemos tener en cuenta que no todos los miedos son iguales: por ejemplo, que a nuestro hijo le den miedo las películas de terror podría ser normal. En cambio, si el miedo es a visitar al médico o a la oscuridad, debemos intentar solucionarlo. No puede tener miedo a situaciones cotidianas que no podrá evitar. 

Cuando los miedos se convierten en obsesiones, cuando comiencen a incapacitarlo para hacer una vida normal, debemos pensar en visitar un especialista. Nuestro pediatra nos puede indicar los pasos a seguir o derivarnos al especialista adecuado. El miedo del niño no debe impedir que vaya de excursión al parque, o que no quiera hablar con otros niños. Los ataques de pánico, la ansiedad severa, el abandono de actividades, el retraimiento o el comportamiento disruptivo del menor, ya sea en la escuela o en casa, serán los motivos de la consulta a un profesional. 

Cuentos para que los niños superen sus miedos-infantiles 

En la actualidad podemos encontrar cuentos extraordinarios que ayudarán a nuestros hijos a comprender situaciones cotidianas (como la llegada de un bebé, la separación de los padres, el cambio de colegio o residencia, etc.), a conocer su cuerpo, a educar sus emociones o a superar sus miedos. Os animamos a consultar el mercado editorial, os sorprenderá la cantidad de obras fantásticas específicamente diseñadas para ayudarnos en nuestra tarea educativa. 

Algunos títulos para superar los temores infantiles son: 

  • “Cuando tengo miedo”, de Trace Moroney (+2-3 años). En este caso es un osito el que nos explica lo que nos ocurre cuando tenemos miedo: temblamos, nos late fuerte el corazón, queremos salir corriendo… Nos transmite que todos podemos tener miedo en un momento determinado, y que es normal. 
  • “Félix, el coleccionista de miedos”, de Fina Casalderrey (+4 años). Fantástico libro para superar todo tipo de miedos con humor. A Félix, un niño muy miedoso, su abuela le dice que podría coleccionar sus miedos y ser el campeón del mundo. Decide seguir su consejo y guardarlos en un baúl de madera. Durante el proceso, irá perdiéndolos, tanto sus temores como los de sus amigos. 

  • «El libro valiente», de Moni Port (+5 años), ideal para conocer y superar todos nuestros miedos. Explica su origen, cómo convivir con ellos y lo que significa ser valiente.

  • «Los atrapamiedos», de Susanna Isern y Anna Aparicio (+6 años). Con ilustraciones detalladas y preciosas, este libro nos cuenta la historia de multitud de personajes con miedos diferentes. Resulta que los miedos se han escapado del laboratorio del Doctor Susto, y dos niños y su perro se encargarán de devolverlos para que dejen de atemorizar a todo el mundo. 
  • “Todo lo que sé del miedo”, de Jaume Copons (+3-4 años). Ideal para superar el miedo a la oscuridad. Como también “Encender la noche”, de Ray Bradbury (+4 años) y “Dolor sin miedo”, de Laura Pazos y Marta Moreno (+5 años). 
  • “Yo mataré a los monstruos por ti”, de Santi Balmes (+5 años). Explica de un modo delicioso como vencer el miedo a los monstruos. Describe una realidad paralela, donde existe un mundo habitado por monstruos ¡que temen a los humanos! Al final, todo se debe al desconocimiento. Cuando conocemos las cosas y las comprendemos, dejamos de tener miedo. 
  • “El perro negro”, de Levi Pinfold (+4 años), recomendado para superar el miedo a los animales. En este cuento, un perro negro aparece delante de casa. Va creciendo y creciendo y toda la familia que vive en la casa está asustada. Pero un día, la pequeña de la casa decide enfrentarse a él. Empiezan a hablar y a jugar ¡y el perro se hace pequeño! Al final, acaban adoptándolo como su mascota. 
  • “Una tormenta de miedo”, de Meritxell Martí (+3 años). Perfecto para superar el miedo a los fenómenos naturales
  • “Los tres bandidos”, de Tomi Ungerer (+3 años), que trata el temor a los extraños
  • “Concierto de piano”, de Akiko Miyakoshi (+3 años), recomendado para superar el miedo al ridículo. Un libro lleno de emociones fantásticamente ilustrado. 
  • “Jack y la muerte”, de Tim Bowley (+6-7 años). Trata el temor a la muerte, y está basado en el cuento tradicional británico “El señor Muerte en una avellana”. Nos cuenta la historia de Jack, un niño triste porque su madre está enferma. Jack se enfrentará a la Muerte y la encerrará, salvando así a su madre. Pero también provocará que nada ni nadie pueda morir, ni los animales ni los vegetales. ¿Cómo nos alimentaremos? Se crea un gran caos que nos enseñará que la muerte es algo natural y necesario como parte de la vida. 

Esperemos que este artículo os sirva de ayuda si tenéis hijos con algún miedo. Y no olvidéis que los miedos, en su justa medida, también son necesarios, nos ayudan a ser precavidos y a evitar riesgos innecesarios. 

¡Feliz semana, familias!