Es el eterno debate: ¿qué determina más cómo somos, nuestros genes o el ambiente social? Todos conocemos la importancia de la herencia genética en nuestro físico, pero, ¿ocurre lo mismo a nivel intelectual? ¿Hasta qué punto podemos mejorar como personas? En el post de hoy lo analizamos.

Si los genes son el ‘hardware’, el entorno es el ‘software’

La mayoría de estudios científicos confirman la importancia de la genética y también del entorno a la hora de definir cómo somos. En numerosas ocasiones se han estudiado los casos de gemelos o trillizos separados al nacer. Y prácticamente todos han demostrado que, aunque al llegar a la edad adulta sí presentaban características similares, también habían desarrollado habilidades diferentes según las familias que los habían criado. Incluso su forma física no era la misma.

Haciendo una comparación informática, es como si nuestros genes fueran el disco duro o ‘hardware’, mientras que el entorno en el que nos criamos es el ‘software’, los programas que van a determinar nuestra personalidad y habilidades. Así, la importancia de tener una familia amorosa, que nos aporta todo lo necesario para desarrollarnos sin carencias afectivas, educativas o sociales será determinante.

El ejemplo de la música es muy claro: poder entonar la voz a la perfección es algo que usualmente se hereda —se cree que está vinculado a un solo gen—, pero si no hay una educación musical temprana es poco probable que este rasgo se manifieste.

Por supuesto que conocemos casos de personas que han conseguido ser diferentes a sus familias, por ejemplo que han conseguido superar y no reproducir un trauma vivido en su infancia, pero estadísticamente son muy escasos.

La epigenética: cuando el ambiente cambia los genes

Estudios más recientes están demostrando que el entorno social es tan importante que incluso está cambiando la herencia genética de las generaciones futuras. La epigenética, término que proviene del griego y que significa ‘por encima de la genética’, estudia el impacto que puede tener a nivel genético por ejemplo el hecho de tener una dieta saludable, también para nuestros hijos y nietos.

El entorno, clave en la educación

La educación es uno de los ámbitos en el que más claro se puedo apreciar la importancia de nuestra familia y del ambiente en el que nos hemos criado. Es evidente que no todas las personas tenemos genéticamente las mismas capacidades o habilidades. Pero de nosotros depende desarrollarlas y elevarlas a su máximo potencial.

En definitiva, podemos decir que todos los niños tienen un margen de reacción, una capacidad para mejorar sus potencialidades a causa de la intervención del entorno próximo, por lo que nunca hay que desistir en la educación y el aprendizaje de ningún pequeño.

Nuestro ejemplo Helen Doron English

Con más de 35 años de experiencia, nuestros centros Helen Doron English han podido comprobar la importancia del entorno y el compromiso de las familias en el nivel de inglés de sus hijos. Así, los alumnos que más destacan son los que empezaron muy pequeños, algunos de ellos, cuando apenas podían expresarse en su lengua materna. La estimulación temprana en inglés practicada en nuestras academias ha demostrado su eficacia a la hora de que los niños pronuncien correctamente los sonidos propios de la lengua inglesa.

Otro ejemplo de la importancia del entorno lo encontramos en la escucha diaria de nuestros audios, un hábito clave en nuestro método de aprendizaje Helen Doron English. Aún habiendo empezado nuestras clases más mayores, los alumnos más avanzados de nuestras clases siempre suelen ser los que escuchan a diario los contenidos de sus cursos. 

Bibliografía / Enlaces relacionados:

https://personal.us.es/oliva/GENETICA.pdf

https://www.il3.ub.edu/blog/impacto-genes-ambiente-capacidad-aprender/

https://www.genome.gov/es/genetics-glossary/Interaccion-genes-ambiente

https://www.xataka.com/investigacion/tras-estudiar-29-millones-de-gemelos-esto-es-lo-que-hemos-aprendido-sobre-la-naturaleza-humana