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Explorando en libertad con el juego heurístico

Puede que hayas oído hablar alguna vez del llamado juego heurístico pero no sepas qué significa del todo. La palabra proviene del griego y significa “hallar, inventar”. El llamado juego heurístico fue ideado por Elionor Goldchmied, una prestigiosa educadora y pedagoga británica. Ella es también la creadora de la idea de los cestos de los tesoros, que comúnmente se denominan cestos Montessori, puesto que son muy utilizados en los centros que siguen esta pedagogía.

El juego heurístico es la continuación natural del cesto de los tesoros. Si bien estos están pensados para bebés de 6 a 12 meses, el juego heurístico es perfecto para la siguiente franja de edad, de 12 a 24 meses, es decir, para niños que comienzan a andar, a gatear y desplazarse por el espacio. Su desarrollo motor irá acompañado con seguridad de un mayor interés por todo lo que les rodea, por una gran necesidad de exploración. El juego heurísitco responde de forma ideal a dicha necesidad.

En qué consiste el juego heurístico

Inicialmente pensado para ser llevado a cabo en grupo, el juego heurístico es de una actividad que pone a los niños en contacto con una variedad de objetos neutros, permitiéndoles su libre exploración, lo que conlleva infinitas oportunidades de estimulación. Sin embargo, es también posible llevar a cabo esta actividad en casa, y de hecho a veces ocurren situaciones muy similares, por ejemplo cuando dejamos a los niños jugar con las pinzas de la ropa o abrir y cerrar las tapas de los tuppers. Aunque estos ejemplos son geniales para el bebé y se parecen al juego heurístico, hoy os compartimos algunas ideas a tener en cuenta por si queréis ir más allá y profundizar en la propuesta de Goldchmied.

Preparando el juego heurístico en casa

En primer lugar, es importante que sea el adulto quien se encargue de preparar los materiales. Puede hacerlo a solas, y así sorprender al pequeño ya con la propuesta preparada, o por el contrario puede dejar que el bebé lo observe mientras los prepara sin participar aún de la exploración. El lugar donde realizarlo debe ser el más amplio que tengamos disponible, idealmente lo más vacío posible en ese momento para evitar interferencias y distracciones. La disposición de los materiales debe ser por categorías, y en distintos contenedores como cestos, cartones de huevos, cajas de cartón, etc.

A continuación comienza la exploración. Durante esta fase es muy importante que el adulto no intervenga, a no ser que sea necesario, por ejemplo por seguridad, o por conflicto entre dos hermanos o amigos. Es importante dejar al niño decidir qué hacer en todo momento, sin sugerir sin proponer, sin elogiar y sin dirigir de ninguna forma la experimentación. Lo habitual es que durante la exploración los niños se dediquen a abrir y cerrar, apilar, hacer agrupaciones, comparar, llenar y vaciar…

Una vez terminada esta fase, llega el momento de la recogida, en el que el niño con ayuda del adulto puede clasificar todos los objetos usados colocando cada uno en su sitio. En este momento el adulto puede aprovechar para poner nombre a los objetos.

¿Qué objetos podemos usar?

Lo más importante es que se traten de objetos neutros, es decir que no sean objetos didácticos con una finalidad determinada. Objetos cotidianos, a los que los niños a través de su exploración les den distintos usos, y que presenten distintas posibilidades. Por ejemplo, los tubos interiores de los rollos de papel higiénico, anillas de cortinas, rulos del pelo, pompones de lana, pelotas de ping-pong, tapones de corcho, cajas de cartón, lazos de raso o terciopelo, pinzas de ropa…

Ahora que estamos en primavera, algunas ideas de objetos que podríaís incluir en vuestro juego pueden ser hojas, flores de distintos tipos, tamaños y colores, petalos de flores, frutos secos como castañas, nueces, pipas de girasol, etc., piñas, semillas, piedras, palitos o tronquitos, figuras de insectos, mariposas, huevos duros de colores para pascua, semillas…

¿Para qué sirve el juego heurístico?

Son muchos los beneficios de este tipo de juego, y a distintos niveles: cognitivo, perceptivo, social… Los niños ejercitan y enriquecen sus capacidades físicas, mentales, emocionales y sociales.

Cuando se realiza en grupo, contribuye a la relación entre ellos, y además supone una gran oportunidad de observación para el adulto que acompaña el juego, pues le permite conocer mejor a cada niño de forma individual.

Con esta dinámica se crea un ambiente relajado, calmado, de silencio, en que los niños desarrollan su autoestima y autonomía, pues no hay posibilidad de éxito o fracaso en la exploración, no hay ganadores ni perdedores. Cada uno explora el objeto que desea según la forma de la que lo percibe, construyendo su propio aprendizaje. No hay una meta.

De esta forma, los niños aprenden por si solos conceptos como el peso, el color, el volumen, la cantidad, arriba-abajo… a la vez que mejoran su concentración y motricidad y desarrollan su creatividad sin ningún tipo de límite o barrera.

Imágenes: mamilatte.com, unamamanovata.com

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Explorando en libertad con el juego heurístico

Puede que hayas oído hablar alguna vez del llamado juego heurístico pero no sepas qué significa del todo. La palabra proviene del griego y significa “hallar, inventar”. El llamado juego heurístico fue ideado por Elionor Goldchmied, una prestigiosa educadora y pedagoga británica. Ella es también la creadora de la idea de los cestos de los tesoros, que comúnmente se denominan cestos Montessori, puesto que son muy utilizados en los centros que siguen esta pedagogía.

El juego heurístico es la continuación natural del cesto de los tesoros. Si bien estos están pensados para bebés de 6 a 12 meses, el juego heurístico es perfecto para la siguiente franja de edad, de 12 a 24 meses, es decir, para niños que comienzan a andar, a gatear y desplazarse por el espacio. Su desarrollo motor irá acompañado con seguridad de un mayor interés por todo lo que les rodea, por una gran necesidad de exploración. El juego heurísitco responde de forma ideal a dicha necesidad.

En qué consiste el juego heurístico

Inicialmente pensado para ser llevado a cabo en grupo, el juego heurístico es de una actividad que pone a los niños en contacto con una variedad de objetos neutros, permitiéndoles su libre exploración, lo que conlleva infinitas oportunidades de estimulación. Sin embargo, es también posible llevar a cabo esta actividad en casa, y de hecho a veces ocurren situaciones muy similares, por ejemplo cuando dejamos a los niños jugar con las pinzas de la ropa o abrir y cerrar las tapas de los tuppers. Aunque estos ejemplos son geniales para el bebé y se parecen al juego heurístico, hoy os compartimos algunas ideas a tener en cuenta por si queréis ir más allá y profundizar en la propuesta de Goldchmied.

Preparando el juego heurístico en casa

En primer lugar, es importante que sea el adulto quien se encargue de preparar los materiales. Puede hacerlo a solas, y así sorprender al pequeño ya con la propuesta preparada, o por el contrario puede dejar que el bebé lo observe mientras los prepara sin participar aún de la exploración. El lugar donde realizarlo debe ser el más amplio que tengamos disponible, idealmente lo más vacío posible en ese momento para evitar interferencias y distracciones. La disposición de los materiales debe ser por categorías, y en distintos contenedores como cestos, cartones de huevos, cajas de cartón, etc.

A continuación comienza la exploración. Durante esta fase es muy importante que el adulto no intervenga, a no ser que sea necesario, por ejemplo por seguridad, o por conflicto entre dos hermanos o amigos. Es importante dejar al niño decidir qué hacer en todo momento, sin sugerir sin proponer, sin elogiar y sin dirigir de ninguna forma la experimentación. Lo habitual es que durante la exploración los niños se dediquen a abrir y cerrar, apilar, hacer agrupaciones, comparar, llenar y vaciar…

Una vez terminada esta fase, llega el momento de la recogida, en el que el niño con ayuda del adulto puede clasificar todos los objetos usados colocando cada uno en su sitio. En este momento el adulto puede aprovechar para poner nombre a los objetos.

¿Qué objetos podemos usar?

Lo más importante es que se traten de objetos neutros, es decir que no sean objetos didácticos con una finalidad determinada. Objetos cotidianos, a los que los niños a través de su exploración les den distintos usos, y que presenten distintas posibilidades. Por ejemplo, los tubos interiores de los rollos de papel higiénico, anillas de cortinas, rulos del pelo, pompones de lana, pelotas de ping-pong, tapones de corcho, cajas de cartón, lazos de raso o terciopelo, pinzas de ropa…

Ahora que estamos en primavera, algunas ideas de objetos que podríaís incluir en vuestro juego pueden ser hojas, flores de distintos tipos, tamaños y colores, petalos de flores, frutos secos como castañas, nueces, pipas de girasol, etc., piñas, semillas, piedras, palitos o tronquitos, figuras de insectos, mariposas, huevos duros de colores para pascua, semillas…

¿Para qué sirve el juego heurístico?

Son muchos los beneficios de este tipo de juego, y a distintos niveles: cognitivo, perceptivo, social… Los niños ejercitan y enriquecen sus capacidades físicas, mentales, emocionales y sociales.

Cuando se realiza en grupo, contribuye a la relación entre ellos, y además supone una gran oportunidad de observación para el adulto que acompaña el juego, pues le permite conocer mejor a cada niño de forma individual.

Con esta dinámica se crea un ambiente relajado, calmado, de silencio, en que los niños desarrollan su autoestima y autonomía, pues no hay posibilidad de éxito o fracaso en la exploración, no hay ganadores ni perdedores. Cada uno explora el objeto que desea según la forma de la que lo percibe, construyendo su propio aprendizaje. No hay una meta.

De esta forma, los niños aprenden por si solos conceptos como el peso, el color, el volumen, la cantidad, arriba-abajo… a la vez que mejoran su concentración y motricidad y desarrollan su creatividad sin ningún tipo de límite o barrera.

Imágenes: mamilatte.com, unamamanovata.com